jueves, 10 de enero de 2008

Reclamos al Ausente

Y el ausente nunca estuvo.
Sólo se desplazó en mi mente como furtivos escombros de un ser
Que se derrumbó con las palabras de
Una mujer…
¿Adónde fuiste?
Tus regaños se volvieron simple imaginación
De un niño que extrañaba tu mano al cruzar por la avenida.
Y sin embargo no cruzaste.
-Siempre estuviste allí parado sin moverte-
Ahora no eres más
Que el señor de la soledad eterna,
Aquel que plagió los sentimientos de sus hijos
Sin saber que ellos ya no extrañan.
Ahora debo llorar pero de ignorancia,
De no saber a ciencia cierta què fue
De tus días.
El aliento de tus palabras sin voz
Se me hizo tan terremoto y hasta cierto punto
Exageré mis disculpas para hacerte regresar.
Pero tu, como ausente que naciste, no escuchaste
Y las palabras de la mujer se hicieron
Recuerdos.
Pero sólo sus recuerdos mas no los míos,
Porque ni siquiera tuve tiempo de
Pedirte explicaciones.
Ahora la conciencia me pide las
Facturas de mis actos y tú no apareces…
(Como siempre)

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