Logré escapar de ese mundillo absurdo
De lamentos y rencores.
Logré frenar impulsos, traiciones y mentiras.
Mas no supe recibir la vida como obsequio
Sin favores,
como crédito sin cobro,
como Simple mecanismo de hallarme
Aquí presente.
Entonces lágrimas devastaron mis ideas,
Haciéndolas parecer juguetes de madera,
Pudriéndose en pesares, en diretes en poemas
Y sólo me quedó la resignación de sentarme
Al lado mío disculpando mis temores,
Antes que alguien más venga y se burle de mis días.
Ahora veo que nada de lo que hice se puede repetir
Porque estoy subyugado a la madre de mis temas.
Extraño el frío aquel,
Ese que se empecinó con mi alma desangrada.
No busco ya calor en ningún cuerpo.
Tampoco pretendo salir de este cuadrilátero eterno
En el que me toca vivir.
Solo quiero descansar largos recorridos y posar mi esencia en la miel de mis recuerdos
Para que se unten,
Con lo que alguna vez
Fue
mi
historia.
jueves, 10 de enero de 2008
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