jueves, 28 de mayo de 2009

Decires



El silencio nace de las palabras, cuando éstas,
-cansadas de hablar-,
desean expresar lo que generalmente no les dejamos decir.
El silencio rompe por la mitad la habitación vacìa y se instala tan suavemente que puedes sentir cómo va de un lado a otro en ese cuadrilátero.
La pena está siempre allí, dispuesta a servirse de tus pensamientos más profundos.
Te obnubila, te opaca, te posee, te agrede, te quiere para sí misma.
El silencio -repito- nace de las palabras y,
-cuando no quiere nacer ni conocerte-,
solamente se va para dar paso a las explicaciones.