lunes, 25 de enero de 2010

Hindú

Confusión extrema del alma mía
risa burlona del destino blasfemo
entre el amor y el placer solo hay una visita:
la del pecado.
noche incierta llena de espanto,
caídas superfluas que no distinguen
el accionar cadencioso
de tus palabras envueltas
en crueles decires de amor.
me lastimo poco a poco y no siento placer.
los ojos del amor se han sellado con la ilusión
y es difícil remover esa tapa de colores
que hace la vista más apacible,
exquisita,
plena
del amor, solo se distingue el hecho de saber
que llegará el momento en que se irá.
y no habrá remedio
¡Oh amor, no tendrás más remedio!

Vida inconsciente
cómo maltratas.
pero gracias por darme el don
de
disfrutar
del amor
doblemente.

jueves, 7 de enero de 2010

Pregunta

Vienen a mi visiones del pasado
en la blanca bondad de mis sábanas
como el ruido del mar acercándose
arrastrando cada piedra de la paya
me atormenta esa luz incandescente
del pecado que yace aquí presente
susurrando ese canto que enloquece:
¿qué es la vida sin la droga de la muerte?

lunes, 4 de enero de 2010

Para alguien que nunca conocí (lamentablemente)

He pisado ese lugar en innumerables ocasiones. Solo y acompañado. No puedo decir que lo conocí, pero tuve la oportunidad de estrechar su mano un par de veces, al saludarlo.
Se sentaba en una de las mesas que se ubican en la primera parte de ese pasadizo estrecho que conforma el bar. Siempre observando, con su taza de café (supongo que era café, nunca lo sabré).
Soy más amigo -por decirlo así- de Rodolfo, uno de sus hijos. La amistad se engendró en los años que viví en Barranco, en noches que nunca acababan y en miradas desorbitadas y solapadas al suelo, después de varios chilcanos. A veces copas de vino, a veces solo cerveza.
No puedo decir mucho de él, pero sin duda, ese espacio no será el mismo sin su presencia callada y tranquila, sin esa taza de café. En fin, no será lo mismo sin Juanito Casusol.

En paz descanse, Maestro.