lunes, 3 de mayo de 2010

Mar de desesperanza

No aguanto la carga de seguir siendo el que fui
no espero las ganas de sentarme -una vez más-
en el cuchitril ése de mis años
los cantos de sirena se hacen cercanos
y la inocencia de mi concepción masculina
me dicta seguirlos.
Mas sabiendo del espanto y la desdicha
me atrevo a embelesarme por tus tonos acuáticos,
malévolos,
disparatados.
La mar se hace brava, mi barco endeble
y reclamo a Poseidón no dejarme caer en esa masa de ignorancia
carcomida por la ciencia de mis días
por la tesis de quebrantos.
……………………………
Llego a la orilla, siento el descanso
la arena se presenta como anfitriona de un verano que miente
las nubes se burlan de este episodio, ¿Romántico?
No!
estúpido!

¿Dónde estoy?
¿A qué vine?

Las redes se han quedado en el barco atrapando para mí
el tiempo perdido, las cosas no hechas, el triste castigo.
Burdas visiones se vuelven tan sacras
y mi lánguido ser se desploma en un mundo de melancolía
-extrañando mi casa-
compartiendo solo con la ausencia
de mis remordimientos
el valor suficiente
Para
no
llorar…